Una semana en El Escorial


No quería escribir nada al respecto, hay gente más experta que yo en el tema, con cosas más interesantes que decir y, sobre todo, mejor expresadas de lo que puedo hacer yo aquí. Pero "causas" ajenas a mí me han invitado encarecidamente a que dedique algunas palabras en mi blog a los Cursos de Verano de la Complutense, en concreto al que asistí la primera semana de agosto, La descendencia de Poe: terror y literatura, organizado por Fernando Iwasaki. Para qué nos vamos a engañar, el tema me resulta ajeno (no por ello interesante) y mi único propósito al elegirlo fue que asistía como ponente Jorge Volpi, escritor objeto de mi tesis doctoral. Pero como ocurre a menudo con las agendas de los grandes escritores, su visita fue suspendida. Una lástima.

Podría realizar una larga disertación sobre cada ponente y el contenido de sus conferencias, pero el aburrimiento de la mayor parte de ellas me impide someter a nadie a semejante tortura. Con haberlo sufrido yo, basta. Tan sólo algunas apreciaciones. A veces, y digo a veces, es mejor no conocer a los escritores. Es suficiente con imaginarlos en sus bibliotecas con libros hasta el techo, en una mesa enorme en el centro escribiendo rítmicamente palabra tras palabra mientras se toman un té. A través de sus obras es donde debemos respetarlos y apreciarlos porque en las distancias cortas se pierden infinidad de puntos. No debería decirlo, pero lo admito: puedo desechar una obra si he conocido al escritor y este me ha caído como una patada.

Los escritores, como muchas personas inclinadas a la creativad en cualquiera de sus manifestaciones, suelen ser personas peculiares, a menudo introvertidas, raras, perseguidas por una inmensa soledad, necesaria para la escritura. Los hay sin embargo, que sucumben a las mieles del éxito y sus conferencias se tiñen de un personaje que, en su constante repetición, acaba aburriendo y sobrepasando a aquellos que los escuchan: ellos mismos. En circunstancias normales es entretenido y provechoso escuchar a alguien con tantas experiencias por contar, pero en ocasiones el egoísmo, peor aún, la autoidolatración, convierten al personaje en un relamido insoportable que sólo menciona sus obras, tanto las que ha creado como aquellas editadas, y que se adueña del espacio como si estuviera en batín y pantuflas en el salón de su casa.

De esta forma, existen escritores que cambian sibilinamente el contenido de su ponencia para hablar de aquello que mejor conocen, ellos, y de paso darnos una lección de superiodad abrumadora. Un conferenciante que se presenta sin un sólo papel, ni un simple esquema de aquello que va a tratar, puede ser un arma de doble filo. Los que se atreven son personas con una puesta en escena magnífica, pero se corre el riesgo de desviarse hacia otros temas, como por ejemplo, hablar de la saga Crepúsculo de Stephanie Meyer en medio de un curso sobre Poe, como si la señora Meyer tuviera la suficiente calidad y fuera merecedora de tal privilegio. Luego los hay entre el público que con toda la mala leche del mundo destripan el desenlace de tal historia, abanderándose como "especialista" en Crepúsculo. Me da la risa, no puedo evitarlo.

Los cursos de verano son precisamente eso, de verano. Y en época estival estamos todos de vacaciones, escritores incluidos. De ahí que alguna conferencia se resintiese (por tema, por tiempo y por puesta en escena). Sin embargo, debo mencionar, porque es justo que así lo haga, a aquellos que hicieron presentaciones brillantes, demostrando que dominaban aquello de lo que trataban. Me quedo con Francisca Noguerol y la relación entre el arte, el horror y el placer; David Roas y la teoría literaria sobre la literatura fantástica; y Peter Elmore y su recorrido por el horror en la literatura hispanoamericana.

Por lo demás, los cursos valen más por lo que los rodea que por ellos mismos: sesiones de cine y cortos, un concierto de los violines de la Filarmónica de Berlín, cañas, reencuentro con viejos amigos (y uno más, aunque todavía la pequeña no lo sepa), amistades nuevas, osos panda acoplados... Da para mucho una semana en El Escorial.

8 comentarios:

Guille dijo...

Pués entonces yo no quiero conocer a ningún autor mas allá de cuando les llevo el ejemplar de turno a la Feria del Libro o similar. No quiero perdermeninguna "joya" por la forma de ser de la persona que la ha escrito y estoy seguro que como en todos los ámbitos de la vida reaccionaria de la misma forma que has descrito tú.

Un saludo.

P.D: la recuperación va lentita pero gracias por los ánimos.

Unknown dijo...

He tenido la suerte de conocer a un par de escritores, ambos dos sencillos y modestos, de fácil acceso y con muchas cosas interesantes que contar.

Pero supongo que como cuentas hay de todo, jeje.

Un besazo Medio Vecina

Abe dijo...

Cuando me enteré de tu presencia en los cursos de verano del Escorial supuse que irías a este.
Recuerdo a Poe en lecturas de mis quince y dieciséis años, "manuscrito hallado en una botella", "los crímenes de la calle Morgue", "el pozo y el péndulo" y "el gato negro", sin duda este último el cuento que más me ha impactado en mi vida.
Los cursos de verano están sobrevalorados o no, quizás sea la predisposición de los intervinientes la que influya en la valoración.
Lo de los ponentes es cuestión aparte, como en todos lados cuecen habas.
Un saludo.

Beatriz dijo...

Pues me alegro una barbaridad de que finalmente te hayas decidido a hacer esta entrada y compartir con nosotros tu paso por El Escorial.
Yo también prefiero juzgar a cada uno por su obra (ya sea un libro, una canción o una peli) y pasar de la persona que hay detrás. Si no, habría seguro muchas menos cosas que me gustasen.
Un placer leerte, como siempre.
Besos.

Quique dijo...

Hola Sonia, opino igual que tu, al igual que pasa con los actores prefiero no conocer a los autores de mis libros preferidos, me hago mis propias películas en mi cabeza y con eso me vale.

Lo que más me gusta de las conferencias a las que acudo es la tertulia posterior, conoces gente muy interesante (tambien personas petardas, pero menos) y extraigo detalles que me parecen interesantes...vamos que soy como una especie de Bob esponja.

Buena entrada Sonia....

Un saludo
Quique

SONIA dijo...

gargar: hay escritores y escritores, es una lotería, no sabes qué te va a tocar. Yo prefiero mantener su personalidad al margen por aquello de las decepciones.
Ánimo con esa recuperación!
Un saludo!

CarLitros: tienes toda la razón, hay de todo. Yo también conozco escritores encantadores y muy accesibles con los que puedes hablar de cualquier cosa. Pero dentro de la profesión también existen los descritos en el post.
Un besazo Medio Vecino!

Abe: era uno de los más interesantes, a priori. Poe ha sido una gran influencia y recuerdo sus lecturas gratamente. Uno de los relatos que más me ha puesto los pelos de punta fue "El corazón delator": lo leí en inglés y me impresionó mucho.
Si yo te contara lo que se maneja en los cursos... ains.
Un abrazo!

Beatriz: el escritor siempre al margen. Es muy feo desestimar un libro por lo gili que es el autor, y yo he caído en eso, por desgracia. Siempre tengo reparos a conocerlos, pero he de decir que a algunos se les ve venir de lejos!
Un beso!

Quique: sólos ante el libro, sin influencias externas, por eso me gusta que el escritor quede al margen. A mí me encantan las conferencias, se aprende un montón de cosas si el ponente es bueno y la gente participa con juicios acertados. Luego hay excepciones, como siempre.
Un saludo!

Tecolinha dijo...

:-)
A mi me pasa eso con los actores y músicos, jeje, pero en general es porque son mediocres.

Una lástima que utilicen a Poe así, pero hay quien disfruta de la literatura y quien tan sólo la utiliza, qué le vamos a hacer. Ojalá puedas ser una de las excepciones que disfrute de ella siendo fiel a ti misma, "a pesar de" que forme parte de tu profesión.

Como Abe, yo también leí a Poe con 15 años, y te puedo asegurar que lo disfruté y viví mucho más que cuando lo "estudié" en la facultad.

En cualquier caso, alabo tu "valentía" al sincerarte en tus críticas. Ojalá puedas hacerlo siempre con la misma libertad, sea en la universidad que sea :-)

SONIA dijo...

Tecolinha: el maravilloso mundo de los artistas también está contaminado de humanidad. Por muy genios que sean sucumben a las mismas pasiones que cualquier mortal. Así será siempre.
Magnífico Poe; descubrirlo en plena adolescencia no tiene precio. Y tranquila, que no me caso con nadie. La sinceridad ante todo.
Un abrazo!!