Joven Ballet de Ucrania, "La Sirenita"


Primer Acto: salen a escena Ángeles, Saturnino y Sonia y se dirigen al Auditorio Ciudad de León para disfrutar de la primera de las obras de danza del abono. Por supuesto impuse ciertas tradiciones; ya que me iba a pasar la hora de la cena en el teatro, por lo menos un pequeño tapeo antes de entrar, buena costumbre leonesa, algo fino y agradable para el buen estómago: pantumaca, patatas y sopas de ajo. Y por fin, rayando la hora de entrada nos dirigimos al Auditorio y comprobamos estupefactos la cantidad de chiquillería que pululaba por allí. Tengo que reconocerlo, me entró el pánico. Ya sentaditos en nuestras butacas (lo confieso: los asientos escogidos por mi padre son de primera, mucho mejor que los míos del abono de teatro) los peores augurios se confirmaban: a muchos padres (en qué estarían pensando) no se les ocurrió mejor idea que llevar a los críos al teatro a ver La Sirenita; arrugué el gesto. Justo detrás de nosotros se situaban bien juntitos tres de esos mocosos; los padres detrás (que los aguanten otros) y claro, el pánico se tornó en crisis nerviosa al comprobar que los tres angelitos que nos había tocado en (des)gracia no eran capaces de estarse sentaditos, ya no digamos callados.

Segundo Acto: comienza el espectáculo. Ante nosotros se abre el cuento de La Sirenita con un joven ballet, inexperto, pero entregado. Surgen los peces de colores, los caballitos de mar, las medusas (sonrisa cómplice de mi madre, la verdad es que estaban graciosas), Tritón, las sirenas con la protagonista y el pobre cangrejo (le robó el corazón a mi madre, qué le vamos a hacer), cuyo disfraz me provocó no pocas dudas de que pudiera bailar, aunque no tuvo muchas oportunidades, prácticamente se pasó la representación arrastrando una ostra gigante por todo el escenario. En sucesivas escenas aparece nuestro crecidito príncipe, rodeado de tiernos marineritos (todo muy inocente, sin segundas intenciones). Y a partir de la presentación de los personajes se desarrolla toda la trama ya conocida con unos jóvenes bailarines (eran niños) algo descolocados en el escenario, con algún resbalón de por medio, con mucha técnica por aprender pero con toda la ilusión de quien sabe qué es lo que le gusta.


Tercer Acto: efectivamente, nuestros angelitos posteriores fueron bastante tocapelotas. Frustradamente acepté que no iban a estar callados durante la obra, era imposible pretenderlo en un ballet en el que no hablaba nadie; sencillamente tenían que comentarlo todo, son niños. Lo que no puedo soportar (ni mi madre tampoco) es que golpeen rítmicamente mi butaca como una especie de tortura insoportable. Pero debo reconocer que al final me pareció bien que hubiera tanto crío en el ballet. Estoy convencida de que esa noche, en sus camitas, muchas niñas soñarán con llevar esos vestidos vaporosos de princesa, soñarán con deslizarse de puntillas por un escenario, soñarán con un romántico príncipe con quien bailar, soñarán en rosa, como niñas que son; en cuanto a los niños... bueno, no dudo de que alguno quisiera ser un pez, o incluso el sufrido cangrejo, o el marinerito, pero me inclino a pensar que soñarán con otras cosas esa noche, demasiado tutú rosa y bailarín al que "se le nota el pito" (qué pena no ser sorda) no va con ellos. Me quedo con que supieran apreciar el trabajo que realizan chicos que son como ellos, el esfuerzo que requiere, las ganas, los sueños que pueden cumplirse con constancia. No fue una ovación, pero sí un aplauso merecido.

4 comentarios:

Servando dijo...

Excelente crónica de la experiencia, he de reconocer que teneis una paciencia envidiable.
Bueno es la primera vez que escribo en tu blog y la verdad me ha gustado, coincidimos en gustos musicales y literarios.
¡Un saludo y felices fiestas!

Anónimo dijo...

Una pena que no hubiera podido estar, ya sabes que a mi ese tipo de situaciones me encantan, y poder darme la vuelta y decirles algo a los niños, y quien sabe, igual a los padres.

Saturnino dijo...

Bueno como toda novedad a la que nos enfrentamos, he de reconocer que no me desagrado lo que ví, la obra me pareció interesante, los actores (o bailarines), no sé como llamarlos, inexpertos pero llenos de ilusión.
El próximo martes, en nuestra nueva cita con la cultura ya veremos.
Un beso.

Anónimo dijo...

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