En este periodo de musas convulsas en el que estoy envuelta, me tomo un ratito de tranquilidad para continuar con esta serie de La artista, que no es ni más ni menos que mi madre, Ángeles (¿acaso una artista podría tener otro nombre?). Y esta obra en especial, La maleta, me provoca un estado de tensa emoción no por nada en especial, sino porque para mí representa la amistad hecha metáfora. La maleta tiene unas dimensiones reducidas; en realidad es una caja, que a mí me sirve de joyero (¡menuda joya!), muy resultona en un estante, una mesita, o en cualquier otro espacio que se elija. Pero como digo, tiene mucho más significado para mí.
Esta es la historia de un binomio, pareja indisoluble como Quijote y Sancho, que hace casi quince años fue unida astrológicamente y sacada de un armario. Es la historia de unas vacaciones que a los ojos infantiles amenazaban con romperlo todo. Y es la historia de una despedida dulce y amarga: "¡Llévame en tu maleta!". A partir de entonces todas las despedidas de todas nuestras historias llevan implícitas este deseo vehemente de viajar dentro de la maleta de la otra, una práctica ya ritual, como los "ten cuidado", "pórtate bien", "no vengas tarde", "no bebas...mucho" paternales. Lo que menos íbamos a imaginarnos era que la maleta adquiriría consistencia emocional, hasta el punto de hacer de ella la gran metáfora de nuestra amistad. Y es que creamos en nuestro interior una maleta enorme, susceptible de aumentar con el tiempo, cada vez más, en el que guardarnos a nosotras mismas, de tal forma que hoy en día no existe la una sin la otra. A esa maleta emocional muchos la llaman corazón.
Esta es la historia de un binomio, pareja indisoluble como Quijote y Sancho, que hace casi quince años fue unida astrológicamente y sacada de un armario. Es la historia de unas vacaciones que a los ojos infantiles amenazaban con romperlo todo. Y es la historia de una despedida dulce y amarga: "¡Llévame en tu maleta!". A partir de entonces todas las despedidas de todas nuestras historias llevan implícitas este deseo vehemente de viajar dentro de la maleta de la otra, una práctica ya ritual, como los "ten cuidado", "pórtate bien", "no vengas tarde", "no bebas...mucho" paternales. Lo que menos íbamos a imaginarnos era que la maleta adquiriría consistencia emocional, hasta el punto de hacer de ella la gran metáfora de nuestra amistad. Y es que creamos en nuestro interior una maleta enorme, susceptible de aumentar con el tiempo, cada vez más, en el que guardarnos a nosotras mismas, de tal forma que hoy en día no existe la una sin la otra. A esa maleta emocional muchos la llaman corazón.
8 comentarios:
Lo mejor que nos puede pasar es que esa maleta tenga capacidad para ser llenada. Cuando no hay nada que introducir...
Y lo mejor de esa maleta es que tan sólo nos pertenece a cada uno de nosotros y tan sólo nosotros sabemos qué contiene esa maleta.
Felicidades por esta entrada.
Es un bonito lugar para guardar nuestros sueños e ilusiones, solo espero que siempre este a rebosar.
Un beso.
Por cierto si es al acontecimiento que me imagino va hacer 16 años.
Otro beso.
Una preciosa metáfora de lo que puede significar la amistad. Tienes una facilidad increíble para transformar los sentimientos en palabras, yo soy incapaz.
Un beso.
¡Llévame en tu maleta!, yo te llevo en la mia.
solo te puedo decir que me a encantado, eres un crack.
Ante todo muchas gracias a todos por vuestros comentarios; me alegro de que os haya gustado la entrada.
Gregorio: quizás lo más hermoso que posee el ser humano es esa capacidad para llenar la maleta, aunque en ocasiones no sea así.
Rafael: ¿te imaginas que nos dejan echar un vistazo a las maletas de los demás? ¿Qué magia encontraríamos?
Saturnino: jeje, el binomio puso fecha y palabras exactas. Según ella eso está escrito en una carta (cuando aún se escribían) el día 13 de junio de 1996. De eso hace casi 13 años, pero para mí parece toda una vida...
Beatriz: creo que todos podemos transformar esos sentimientos en palabra pura; a veces basta con leerse una poesía..., ten por seguro que todo lo que podamos decir ya estará dicho, jeje. Por cierto, enhorabuena por esa anticlimática Media Maratón.
rubenlois: ni te imaginas lo que cabe dentro de una maleta!
el zorro: me alegro de que te gustara la entrada. Bienvenido a mi blog; quédate como en tu casa.
Un saludo a todos!!
Creo que para realizar mi primer comentario no podría hacerlo en otro entrada que no fuese otra, por alusiones más que nada, cual me toca Quijote o Sancho, lo mismo da, porque una parte de la pareja no es lo mismo sin la otra. Trece años y mil cosas que han ido entrando en esa maleta. Ya puede durar porque lo que le queda......
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