Como viene siendo habitual cada vez que voy al teatro (por lo menos al ciclo de danza), suelo realizar una pequeña crónica de lo que he visto. Sobre el papel la mejor obra iba a ser el Cascanueces, de eso no teníamos ninguna duda, y a decir verdad no decepcionó en absoluto. Y ayer por la noche no sabíamos a qué nos enfrentábamos, teniendo en cuenta que se trataba de danza contemporánea, ya sabe. Mientras nos tomábamos unos cortos con sus correspondientes tapas (costumbre muy leonesa), les recordé a mis padres el argumento de la danza de hoy. "No sé si me gustará" sentenció mi madre. Efectivamente, se equivocó.
Metrópolis está ambientada en la película de Fritz Lang y parece que como espectadores salimos de los límites teatrales para introducirnos en una película muda de los años 20. El argumento nos contrapone dos mundos bien diferenciados, como los de hoy en día, en el que unos pocos viven bien (Fredersen, dueño de los obreros, Freder, su hijo, Josaphat o Rotwang) y otros, los más, arrastran penosamente su mísera vida en el subsuelo. En este sentido no puedo evitar pensar en Días de Reyes Magos de Emilio Pascual y las continuas alusiones al metro, paradigma del infierno y la oscuridad. Es lo que encontramos en Metrópolis, infierno en el que se introduce Freder persiguiendo la hermosa aparición de María. La iluminación y puesta en escena de la obra no puede ser más acertada. El escenario está siempre en penumbra, con focos de luz amarilla y opaca que centran la atención en determinados puntos, otras veces contribuyen a crear esa atmósfera angustiosa. Porque esa es la sensación permanente del subsuelo. Los obreros se mueven en el escenario como autómatas, apenas se distinguen unos de otros, con movimientos rítmicos y primitivos, con la cabeza agachada, los hombros caídos. El trabajo inhumano que realizan bajo tierra viene representado por un obrero moviendo sus brazos de forma enérgica a la manera de las manecillas de un reloj. Da la sensación, junto con la música que semeja el continuo martilleo de las máquinas, de que pasa el tiempo y pasa la vida bajo el yugo de ambos: los minutos y el trabajo. No pude dejar de mirar el fuego, conseguido a través del fluir del humo por delante de los focos bajos: parecía un suelo en llamas. Así como la estrategia de colocar una fina cortina transparente en la que se proyectaban las partes noveladas de la historia muda.
Estos recursos, junto con la trama de la historia, convierten Metrópolis en una grata experiencia. Mucho más cuando se introducen elementos del género negro u otros fantásticos inspirados en Frankestein, puesto que tenemos la presencia de un científico loco y obsesionado por otorgar la vida a un robot, recuerdo de su gran amor doblemente perdido.
Por otro lado también resulta interesante la figura de María en su doble vertiente: es la encargada de proporcionar paz y esperanza entre los obreros, que la veneran. En las escenas en las que ella proclama su mensaje a los trabajadores, estos cobran vida y sus movimientos se dulcifican y se tornan armoniosos. No así cuando ella, cargada de odio contra el científico Rotwang y el señor Fredersen, los conduce hacia la destrucción de su mundo, mediante bailes desgarrados y violentos.
Sólo puedo hacer una recomendación a los que leéis el blog. Id a ver la obra si tenéis la oportunidad. No os dejará indiferentes. Como no me dejó a mí la siguiente frase de la improvisada pantalla cinematográfica, y con la que quiero acabar esta entrada:
Metrópolis está ambientada en la película de Fritz Lang y parece que como espectadores salimos de los límites teatrales para introducirnos en una película muda de los años 20. El argumento nos contrapone dos mundos bien diferenciados, como los de hoy en día, en el que unos pocos viven bien (Fredersen, dueño de los obreros, Freder, su hijo, Josaphat o Rotwang) y otros, los más, arrastran penosamente su mísera vida en el subsuelo. En este sentido no puedo evitar pensar en Días de Reyes Magos de Emilio Pascual y las continuas alusiones al metro, paradigma del infierno y la oscuridad. Es lo que encontramos en Metrópolis, infierno en el que se introduce Freder persiguiendo la hermosa aparición de María. La iluminación y puesta en escena de la obra no puede ser más acertada. El escenario está siempre en penumbra, con focos de luz amarilla y opaca que centran la atención en determinados puntos, otras veces contribuyen a crear esa atmósfera angustiosa. Porque esa es la sensación permanente del subsuelo. Los obreros se mueven en el escenario como autómatas, apenas se distinguen unos de otros, con movimientos rítmicos y primitivos, con la cabeza agachada, los hombros caídos. El trabajo inhumano que realizan bajo tierra viene representado por un obrero moviendo sus brazos de forma enérgica a la manera de las manecillas de un reloj. Da la sensación, junto con la música que semeja el continuo martilleo de las máquinas, de que pasa el tiempo y pasa la vida bajo el yugo de ambos: los minutos y el trabajo. No pude dejar de mirar el fuego, conseguido a través del fluir del humo por delante de los focos bajos: parecía un suelo en llamas. Así como la estrategia de colocar una fina cortina transparente en la que se proyectaban las partes noveladas de la historia muda.
Estos recursos, junto con la trama de la historia, convierten Metrópolis en una grata experiencia. Mucho más cuando se introducen elementos del género negro u otros fantásticos inspirados en Frankestein, puesto que tenemos la presencia de un científico loco y obsesionado por otorgar la vida a un robot, recuerdo de su gran amor doblemente perdido.
Por otro lado también resulta interesante la figura de María en su doble vertiente: es la encargada de proporcionar paz y esperanza entre los obreros, que la veneran. En las escenas en las que ella proclama su mensaje a los trabajadores, estos cobran vida y sus movimientos se dulcifican y se tornan armoniosos. No así cuando ella, cargada de odio contra el científico Rotwang y el señor Fredersen, los conduce hacia la destrucción de su mundo, mediante bailes desgarrados y violentos.
Sólo puedo hacer una recomendación a los que leéis el blog. Id a ver la obra si tenéis la oportunidad. No os dejará indiferentes. Como no me dejó a mí la siguiente frase de la improvisada pantalla cinematográfica, y con la que quiero acabar esta entrada:
"El mediador entre el cerebro y las manos ha de ser el corazón".
12 comentarios:
Hola Sonia:
Que maravilla, no?. Buena oferta cultural en León. Esperemos que llegue a Madrid.
Un saludo!
Luego dicen que la cultura está en crisis. Pero cuando se ofertan obras de teatro, al menos en Granda, el lleno absoluto está casi asegurado.
Ya que no hay mucho, cuando se oferta algo hay que aprovecharlo. Saludos.
Excelente crónica, en tu línea. Por cierto, del libro ese que tenemos a medias de momento sólo me he leido un capítulo. A ver si esta noche que no tengo nada que hacer me lo leo.
Que tengas un buen día Sonia. Un beso
rubenlois: una auténtica maravilla. Sólo fue una hora pero así da gusto. Espero que puedas verla.
Un saludo!!
Gregorio: ten por seguro que no cambio mis abonos en el teatro por nada del mundo. Prefiero mil veces ir al Auditorio de mi ciudad que ver la tele en casa (esa que casi no veo). Aprovecho mucho más mi preciado tiempo y, además, educo el gusto. El bueno.
Un abrazo!!
CarLitros: me alegro de que te gustara mi crónica. Espero que esta noche puedas acabar el libro. Ya me contarás qué te parece:P
Un beso para ti tb!!
Con esto me quieres decir que confirmas que la mejor obra fue aquella a la que tú no pudiste ir.....
verdad?
Hola a todos, soy Raquel miembro de la compañía que representó METROPOLIS en el Auditorio de León. Lo primero Sonia darte las gracias por tu comentario del espectáculo, yo no lo hubiera descrito tan bien. Es un placer comprobar que esta locura que hemos hecho llega al público y sobrecoge con la misma pasión y verdad con la que desde dentro la vivimos. Gracias de verdad!! Acabamos de empezar la gira, somos de Zaragoza, os apunto alguna cita por si a alguien le apetece, ya anuncio que en Octubre estaremos por Galicia y la Comunidad de Madrid, a ver si nos puedes ver Rubenlois, os mantendremos informados. Mañana 12 de Febrero Auditorio de Cuenca, 21 de Marzo Medina del Campo, 23 de Abril Teatro Circo de Albacete, y 25 del mismo mes en Talavera de la Reina.
Le echaremos Teatro a la crisis!!! Un fuerte abrazo desde tierras mañas!!! Raquel.
Será que empecé en el mundo del teatro, como espectadora, con mal pie, pero por lo que he podido ver, tnemos en las manos la oportunidad de cambiarlo.
Sandra y Elena: ya sabéis que os recompensaré por aquella infructuosa obra. Lamentablemente, de todo el abono siempre hay alguna que no merece la pena, y da la casualidad de que os tocó! Pero ya os tengo elegida una que si es como la del año pasado os encantará, estoy segura:P
Raquel: debo confesar que he alucinado bastante cuando he leído tu comentario... ni más ni menos que de la propia compañía!! No me queda otra que felicitarte "en persona" por el magnífico espectáculo que habéis diseñado, lo disfruté muchísimo. Y en cuanto al resto, ya sabéis, al teatro a ver Metrópolis!!
Un saludo!!
Cuando acudía a la cita, en compañía de Sonia y de nuestro Ángel de la Guarda, para ver Metrópolis, imaginaba que iba a ver una representación que me iba a dejar indiferente, pero he de reconocer que no fue así, la obra es muy buena y merece la pena disfrutar de ella.
Sonia la crónica magistral.
Un beso.
Hola de nuevo, ayer en el autobus que nos llevaba a Cuenca les comenté a todos los compañeros del espectáculo este blog, la crónica de Metrópolis y la alegría que me da leer vuestros comentarios y descubrir que somos más de los que pensamos, los amantes del teatro, de la lectura, del arte!!!
un fuerte abrazo y a seguir así!!!!
Raquel.
Hola, soy Victor, el autor de la música y no quiero que Raquel adquiera mucho protagonismo :-D pues está chupando muchos comentariosm, jajaja. También quiero darte (daros) las gracias por asistir (yo no pude desplazarme) y por tuscomentarios los cuales están puestos en el blog de Metrópolis http://metropolis-cheymoche.blogspot.com
Besos y abrazos.
Victor
Saturnino: No nos imaginábamos que fuera así, eh? Una de las mejores horas que hemos pasado en el teatro.
Raquel: dios... con tanto halago me vas a acabar sacando los colores, jeje:P. Y por supuesto que somos un montón!! Algo tan bueno no puede pertenecer únicamente a una minoría. Un abrazo!! Y muchas gracias por visitar el blog, por participar en él y por montar una obra tan bella. Muchas gracias!!
Víctor: muchísimas gracias por "colgar" mi post en vuestro blog; quizás no esté a la altura de las crónicas periodísticas que tenéis puestas; por eso mismo me alegra que lo hayáis tenido en cuenta. Y por la parte que te toca, te felicito por la música de Metrópolis: me pareció muy acorde con las escenas, no desentona en ningún momento y engancha al público. Una maravilla!! Muchas gracias por visitar el blog! Un saludo!!
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