Pequeñas conquistas

Comenzamos nueva semana de trabajo, ya la última de intensidad y calidad, para las dos primeras citas de la temporada: el 10mil de León y la Media Maratón de La Bañeza. Atrás quedan siete días de pequeñas conquistas, una de ellas significativa no por lo que es en sí, sino por lo que supone en esta lucha que he emprendido.

El martes salgo a rodar con mi padre 60', a ritmo de conversación y tranquilitos, disfrutando de la compañía y del camino. Un entrenamiento sin más historia (¿o sí?) que me servía para recuperarme de mi carrera clandestina y de paso para preparar el terreno de las series del miércoles.

Así es, calentamiento de 25' y después un 2x2000 que me dejó una sensación agridulce. En el primero se me va la cabeza y el tiempo sin querer y encima me quedo con cara de idiota viendo cómo no tengo reacción ninguna: paro el crono en 11'04", pasándome esos segundillos, que no son nada, pero me fastidian. Así que en la segunda, que debía hacerla sobre 10'30", decido hacer lo que me da la gana, darle el gusto a mi orgullo herido y trabajarme la serie a 10'15"... "¡Vamos, hombre!" Bien satisfecha descaliento 15' de camino a casa.

El rodaje del viernes comienza con una llamada teléfonica de mi padre: "Entonces, ¿te comprometes a subir el Portillín?" "¡Sí!", yo rotunda. Dicho y hecho. Tomamos el camino bajo los Pinos y en menos de media hora nos plantamos a sus pies. Previamente ya he sido atacada por muy malas sensaciones y un vacío que desarticulaba cualquier atisbo de fuerza en mis piernas... Pero no le iba a dar el gusto de fallar otra vez en esa ascensión; sencillamente no me daba la gana. Acorté zancada, regulé respiración, bajé la cabeza, y pasito a pasito, con mi padre al lado dándome consejos, ánimos, siendo mi mismísima sombra, coronamos por fin el dichoso puertecillo, que tanto se me había atascado. Una batalla más ganada. En total, otros 70' bien sufridos, de esos que te dejan como dios después de la ducha. 

Y ayer domingo de nuevo una tirada larga. Escogí el carril bici de Villanueva del Árbol, aunque la mayor parte del tiempo fui por el camino aledaño. Un rodaje sin más historia, unos 85' tranquilos, disfrutando del paisaje y de la estupenda mañana fresca que tuvimos. Al mismo tiempo me fui acordando del Míster, y enviándole mil ánimos de carretera a carretera, aunque la suya estaba un poco lejos, nada más y nada menos que en las calles de Berlín, donde el adalid fue a emprender una dura batalla por el sub3h en la maratón. Al final no pudo ser; pero esas 3h05' en la que es su segunda maratón, en un día de perros, y dadas las circunstancias, es una auténtica marca que pone de manifiesto el carrerón que hizo. Sirvan estas palabras de pequeño homenaje para alguien tan grande.