Somos muchos. Es inevitable que entre tanta gente abunden los inútiles, los imbéciles, los aprovechados y los hipócritas. Día a día somos protagonistas de situaciones que nos hacen contar hasta 10 y pensarnos las cosas dos veces antes de sacar la lengua a pasear y quedarnos bien a gusto. "Yo siempre digo lo que pienso" es una mentira tan real como la vida misma, porque no hay nadie que realmente sea sincero con los demás, que se atreva a tildar de gilipollas a quien realmente lo es, quien deje de tragar con comentarios, situaciones y comportamientos de los que nos rodean, que nos molestan y nos destruyen neuronas a pasos agigantados.
A estas alturas de mi vida tengo la situación bien asumida. Y la receta para el común de los casos es olvidarse del asunto, no darle importancia, no hacerle caso, son tonterías, no conviene llevarse un mal rato, y todas las frases manidas que queramos. Hasta aquí la realidad.
Sin embargo, desde este espacio, que no deja de ser mi casa, quiero dar rienda suelta a mi deseo de quedarme a gusto, porque estoy hasta las narices de que se me tache de idealista, que lo soy, porque siempre es mejor tener ideales que no tener ninguno, de caerme del guindo de repente, como si alguna vez me hubiera subido, de darme cuenta ahora de que la gente es así y no queda otra que aguantarse. ¿Aguantarse de qué?
¿De profesionales que se precian de serlo y que no se encuentran el culo ni con las dos manos? ¿De inútiles de la vida que solo saben ir con el cuchillo afilado para atajar por tu espalda con un par de mentiras? ¿De personas falsas e hipócritas que venderían a su madre si pudieran? ¿De aprovechados? ¿De peces "grandes" que se comen a los chicos? ¿De papanatas con la boca muy grande y el intelecto inexistente? ¿De bocazas? ¿De personas encantadas de conocerse a sí mismas? ¿De indecisos morales que en realidad solo buscan su propio beneficio? ¿De absurdos existenciales? ¿De "amigos" que no se merecen serlo?
Entiendo que cada uno aguanta lo que quiere y cada cual pone precio a su paciencia. ¿Pero realmente debemos estar sometidos a la tensión entre realidad y deseo? ¿Entre soportar idioteces y decir lo que pensamos? Podría atreverme y poner nombre y apellidos, y quizás muchos lo merezcan, pero el escarnio público no es lo mío, a mí me va más el juego sucio, sibilino, mordaz y en la sombra, como un demiurgo oscuro y frívolo. ¿Merece la pena hacerle caso al Pepito Grillo malo? La realidad dice que no; el deseo, más vehemente y sincero, dice que sí, porque admitámoslo, por suerte o por desgracia la batalla está perdida de antemano, el ser humano siempre sucumbe a sus instintos, a la irracionalidad de sus emociones.
Y viendo que a ciertas personas les cuesta venir de frente, porque el miedo y la cobardía respaldan sus actos, solo me queda decir que mi paciencia va llegando al límite que están intentando forzar. A estas alturas me considero lo suficientemente mayor y adulta como para aguantar tonterías de quinceañeros con cuenta corriente. Hasta ahora no he abierto la boca y casi he asistido a los acontecimientos como testigo. Ya se sabe lo que pasa cuando me cabreo, meros fuegos de artificio fácilmente soportables. Pero también lo que sucede cuando me enfado, acaso el más doloroso de los vacíos, el silencio y el ostracismo más fríos y demoledores, las palabras que abofetean tu verdad, tu fachada, tu mentira.
8 comentarios:
¿Que te puedo decir que no sepas?
A veces los que mas claro hablan son los malos malisimos de la pelicula... Pero despues de desahogar... que me quiten lo "bailao"
Un besazo
Pues que quieres que te diga! que mas que un estudio es la pura realidad lo que tu expresas.
Un saludo y calma que aveces va bien contar hasta diez.
Suelo ser bastante tranquilo y equilibrado, al menos de cara a los demás. Mis palabras suelen ir así encaminadas, otro cantar es lo equilibrado que yo sea con migo mismo. Aún así te digo que cada vez tengo menos paciencia y me vuelvo más irascible. Cada vez soporto menos la falta de enpatía, la incompetencia, en todos los aspectos, la desidia y la torpeza mental de todos cuantos se creen saber algo y no saben más que de su absurda ignorancia. Uno ya se arta de aquellos capaces de juzgar a los demás y no pararse a ordenar una vida llena de carencias personales y repleta de fracasos culminados. Uno se arta de estar en manos de una burrocracia obsoleta e incapacitada que no tiene otro dedicación que la de dar con el traste de cuantas ilusiones y esperanzas les pasan por sus manos, rencorosas y sucias, reflejo de su propia insatisfacción por la vida y su falta de esperanzas en ésta. Uno se arta de tantas cosas y de tantas personas.
Contra todo esto quiero pensar que el mejor antídoto es ser uno mismo, decir las cosas claras pese a quien le pese, tener siempre una sonrrisa en la cara, la palabra oportuna en los labios, llena de empatía, y sobre todo que nos brillen los ojos llenos de esperanza cuando demos los buenos días al borrego de turno, mientras este agacha la cabeza, incapaz de mirarnos a los ojos (el sabrá lo que esconde), que se muera en su asquerosa envidia e incapacidad de hacer las cosas bien y hacer felices a los que nos rodean.
Ante la mediocridad, para mí, la mayor de todas las riquezas, poseer la capacidad de luchar por lo que nos hace felices y ver la vida desde los ojos del niño que muchos de nosotros nunca hemos dejado de ser. Algo tan simple, la mayoría de las personas jamás podrán experimentarlo, estarán más preocupadas de joder a quienes lo intentan que de atreverse a conseguirlo por ellos mismos. Que pena.
Con el tiempo estas personas, o personajes, como tengas a bien llamarlos sentirán envidia de los que han intentado capitanear su vida, verán en este simple intento un agravio para su desidiosa persona e intentarán por todos los medios que todo cuanto está a su alrrededor se contagie de su frustración y su mediocridad. Esto es la pescadilla que se muerde la cola y que en algún momento hay que parar.
Creo que el ser humano es bueno por naturaleza, pero muy pocos son los que se atreven a nadar contra corriente cuando nos tiramos a un mar embravecido lleno de codicia y falsedad.
Yo creo que todo se resume en educación, es tener o no tener educación. Cada vez creo más factible crear un carnet de padre, hay personas que no se merecen más que estar colgados de un nogal y encima son los primeros en querer dejar constancia de su paso por la tierra, los pobres no tienen otra forma de hacer que se les recuerde a largo plazo que haciendo niños a diestro y siniestro, poniendo en evidencia lo poco que han evolucionado algunas personas y sus muchos parecidos con los monos y familiares.
Bueno, lo dejo ya que esto es un no parar...jeje
cuanta razon tienes... en la vida profesional es lo más habitual, parece que la gente se transforma, que luego hay algunos que todos te dicen que son encantadores fuera de la oficina y cuesta creérselo, pero debe ser verdad.
pero no sólo en el curro, en el dia a dia te llevas muchas sorpresas y palos.
Cómo actuar en teóría es más sencillo que en la práctica, y en cualquier cado, nada te quita los cabreos...
besos y ánimo
Acabo de venir de correr y lo que me sale pensar es que a esa panda que defines le falta precisamente eso: echarse unas carreritas de vez en cuando.
Échate unas risas a su costa (si es posible) recordando la "sesuda" frase de...
"Quien no practica algo que empieza por F dedica a hacer otra que empieza por J"
¡Un beso, guapa!
P.D.: Si sirve para tu estudio, (qué casualidad)esta mañana una compañera del trabajo se enfadó porque yo no conté hasta 10, jeje. ¡Pero tuve que decirle que le tocaba trabajar!. ¿Y sabes qué? Que ya le tocan 2 tareas.
AMÉN.
Ya te preguntaré hasta que punto ha significado un alivio escribir la entrada... Un beso¡¡¡¡
Lo que dices en tu entrada forma parte de nuestra naturaleza.
Borges decía que decir siempre la verdad era una pedantería y yo creo
que la venganza está en la base de algunos de nuestros actos.
Haz lo que tengas que hacer, actúa, pero no te enfades, se feliz.
Saludos Sonia
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