Camino de hierro

La personita que dejó este libro en mis manos lo hizo con una seria advertencia: "Si lo lees pensando en la memoria histórica, como hizo mi madre, te va a decepcionar. Yo cuando lo acabé lloré a moco tendido; y son pocos los libros que me han hecho llorar". Cierto es que ya Nativel nos lo advierte en el preludio ("vaya por delante que me ha salido una historia melancólica"), pero con el devenir de la trama a uno se le olvida.
No entiendo, como muy bien señaló mi amiga, que sea un ejercicio de memoria, la verdad es que tendrían que convercerme, sino más bien creo que es la historia de una desaparición, o de varias si se quiere. Es una lucha interna de Paula, que parece haberlo perdido todo y emprende un tortuoso camino, sobre todo interior, para recuperarlo. Pero a menudo ocurre que ya no hay vuelta atrás, y que aquello que comienza así: "¿Te enfadarías si muriera?", solo puede acabar como parece. Aun así no pude evitar emocionarme (soy humana, qué le vamos a hacer): es lo que tiene la primera persona, que uno se apodera de su voz, y en vez de Lucas pronuncia otro nombre y... es inevitable el llanto.
Por otro lado me gustaron las referencias literarias y cinematográficas, que se incluyeran citas textuales, la correspondencia de Francesca (ese ángel de la guarda) y el espacio geográfico, que no puede ser otro más que León.
Os dejo un poema de Joan Margarit, que se incluye en el libro:

Llega el tiempo de no esperar a nadie.
Pasa el amor, fugaz y silencioso
como en la lejanía un tren nocturno.
No queda nadie. Es hora de volver
al desolado reino del absurdo,
a sentirse culpable, al vulgar miedo
de perder lo que estaba, ya, perdido.
Al inútil y sórdido tiempo moral.
Es hora ya de darse por vencido
en el trabajo a solas, otro invierno.
¿Cuántos quedan aún, y qué sentido
tiene esta vida donde te he buscado,
si ya llegó la hora tan temida
de comprobar que nunca has existido?

Camino de hierro, Nativel Preciado, Editorial Espasa, Madrid, 2007, Premio Primavera.

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