
Ya desde el principio se hace amigo inseparable de Ron (de Hermione un poco más tarde porque esta chica es un pelín insoportable) y el ojito derecho de muchos profesores. Además, dentro de ese mundo él es famoso: siendo un bebé se enfrentó a Voldemort (el mago malo) y consiguió vencerle... al menos por el momento. Poquito más se sabe de dicho enfrentamiento: el misterio que envuelve a Harry Potter juega un papel importante en la novela e intuyo que también durante la saga.
El mundo construido por J. K. Rowling es ingenioso y atractivo: Hogwarts es un laberinto de sorpresas (la magia aporta infinitas posibilidades al argumento) y los personajes tienen una psicología definida: Harry Potter es inseguro al principio, pero poco a poco va confiando en sí mismo y en su enorme potencial; Ron se cree un mediocre, sobre todo en comparación con sus hermanos, pero es mejor de lo que piensa, además de un amigo leal y un estratega magnífico; y Hermione es una marisabidilla, muy inteligente y demasiado segura de sí misma que aprende lo que significa la amistad cuando vienen mal dadas.
Si algo tiene este libro, a diferencia de otros de tipo juvenil, es que es entretenido. Y con eso basta. Por cierto, nunca imaginé que entendería algo del quidditch, ¡y ahora hasta me gusta! Una verdadera pena que no exista en la realidad.
Como cita os dejo una especie de premonición sobre lo que significa el fenómeno Harry Potter:
"¡Será famoso... una leyenda... no me sorprendería que el día de hoy fuera conocido en el futuro como el día de Harry Potter! Escribirán sobre Harry... Todos los niños del mundo conocerán su nombre." p. 19
Como veis, toda una celebridad tanto dentro como fuera de su mundo literario.
J. K. Rowling, Harry Potter y la piedra filosofal, Salamandra, Barcelona, 2007.
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