Ballet Imperial Ruso: "El Cascanueces"

No me queda más remedio que aplazar la entrada de los pródigos y los contables a pesar de haber prometido que sería la siguiente; pero la obligación manda y se lo prometí a alguien muy especial que no pudo asistir a ver El Cascanueces del Ballet Imperial Ruso. Siempre hay cosas más importantes en la vida y ayudar a un padre es una de ellas. Por eso voy a ayudarte a ti, que sé que tenías muchas ganas de verla. Voy a pedirte una cosa: evade la mente todo lo que puedas. El cuento va a empezar.


Érase una vez un escenario que se convirtió en calle por donde pasaban unos cuántos transeúntes, parejas con sus hijos en su mayoría, camino de la fiesta de Nochebuena de los Stalbaum. El salón principal apareció lleno de luces, con un magnífico piano, un árbol de Navidad enorme y multitud de invitados, entre ellos el señor Drosselmeyer, un inventor de juguetes que, al mismo tiempo, se encargó de "inventar" una noche magnífica llena de juegos para los niños. A los pequeños (bailarines, una delicia) se les une los más jovencitos Masha y Franz, los dos hijos de los Stalbaum, que disfrutan como los que más con los juegos preparados por el juguetero: la gallinita ciega y la llegada de los regalos, y rápidamente comienzan los bailes. Drosselmeyer prepara un espectáculo teatral y del pequeño teatro (escena dentro de la escena) surgen un payaso a cuerda, una muñeca y un gracioso arlequín, haciendo las delicias de niños y mayores. Y por supuesto el Cascanueces, el juguete que más le gusta a la dulce Masha y con el que cruza el salón bailando y soñando con un príncipe azul...
Pero Franz, su hermano, intenta quitárselo para hacerla rabiar y el pobre Cascanueces se rompe, provocando que la pobre Masha se disguste mucho. Nuestro juguetero, Drosselmeyer, arregla el muñeco, que descansa al pie del árbol una vez la fiesta se ha acabado. El salón se queda a oscuras, y Masha se atreve a dormir también bajo el árbol, cuando de repente... desde todas partes salen los ratones e invaden el suntuoso salón de los Stalbaum. La aparición del Rey de los Ratones provoca un tremendo descontrol y... ¿sabes quién acude para ayudar a Masha? Sí, lo has adivinado: el Cascanueces cobra vida como si fuera Pinocho y se enfrenta a los ratones con un grupo de soldaditos de plomo. Justo cuando parece que van a perder la lucha se enfrentan en combate singular el Cascanueces y el Rey de los Ratones, consiguiendo vencer el primero. Rápidamente, tal como llegaron, desaparecen todos los ratones y el salón vuelve a quedarse desierto... no fue más que un sueño.
Pero siempre ocurre, como en la vida real, que alguien hace realidad nuestros sueños, y el bueno de Drosselmeyer cumplió el de Masha: convirtió en Príncipe al Cascanueces. ¿Qué crees que pasó entonces? Pues algo maravilloso: el Príncipe se lleva a Masha a su reino mágico, lleno de angelitos, hadas y enanitos que empiezan a tocar... Y surge la magia y los grandes bailes, las diferentes danzas: española, oriental, china, rusa, francesa, el baile final de los protagonistas... ¿cómo expresar en palabras lo que sólo se puede ver y sentir? Pues haciendo que lo veas. Y qué mejor manera que creando un poco más de magia: he aquí el Cascanueces y los bailarines que vimos en ese escenario. Tal cual.




Por cierto, aquel que fue en tu lugar disfrutó de este espectáculo como el que más. Es lo que suele pasar cuando uno se ve transportado al mundo de los cuentos y los sueños de la infancia.

6 comentarios:

Saturnino dijo...

Me ha encantado tú relato, y si en su momento me dio pena no asistir ahora mucho más. Pero bueno habrá otras oportunidades.
Un beso.

OFFICIUM dijo...

Vivan Tchaikovsky y Sonia, y no necesariamente por ese orden.
Otra cosa, es un honor aparecer en tu lista.

Beatriz dijo...

Preciosa descripción, Sonia. Así parece imposible que haya a quién no le guste el ballet. Un beso.

SONIA dijo...

Muchas gracias por vuestros comentarios.
Saturnino: a mí también me dio pena que no vinieras, sobre todo porque sabía que te iba a gustar mucho; pero bueno, como bien dices, siempre se presentan más oportunidades de ver este tipo de espectáculos.

rubenlois: coincido contigo en tu apreciación de Tchaikovsky (en lo de mi persona te doy las gracias, aunque creo que no es para tanto, jeje), sencillamente me encanta. Y por supuesto que debías estar en mi lista: tus fotografías pertenecen a ese pequeño arte diario que me gusta disfrutar. Gracias a ti.

Beatriz: me alegro de que te gustara el pequeño resumen del ballet. Es algo que recomiendo a todos, primero porque sorprende (y se aleja de los típicos tópicos) y segundo porque impresiona mucho.
Una vez más, suerte para Getafe. Un beso para ti también.

Anónimo dijo...

El anónimo disfruto como el que más, varias veces en la obra me emocioné porque me recordaban a parte de mi infancia viendo una de mis películas favoritas, que es "Fantasia" de Walt Disney, y no es una obra nueva que digamos, sino que se hizo allá en una época oscura del mundo, en la que soñar estaba solamente al alcance de pocos mientras medio mundo estaba enfrascado en una masacre. Una de las pequeñas obras de ese "español".

SONIA dijo...

Queridísimo anónimo: ¿no es maravilloso regresar a esos ámbitos de la infancia en los que somos realmente felices? Sentirse como un niño es uno de los mejores sentimientos que existen. Y por cierto, suele ocurrir que en épocas oscuras de la humanidad se produzcan las mejores obras de arte de la historia: soñar nos permite alcanzar cotas inimaginables.
Un beso