10k Ciudad de León, o lo que vale un segundo...

Si algo tenía claro antes del 10 del 10 del 2010 es que la carrera no iba a ser como la de Valladolid: un terreno menos favorable (falso llano en los primeros 5/6 km, algún repecho y jugar en casa) y una caída sufrida en el entrenamiento del pasado martes provocaba mantener los pies en el suelo. Eso de ser consciente de que el trabajo ya estaba hecho, que lo único que tenía que hacer era disfrutar, se tornaba una mentirijilla del Míster con el firme propósito de que yo me plantara en la línea de salida tranquila y sin presión. Y así fue, aunque la carrera que se me presentó después no lo fuese tanto. 

Papá y yo en la salida

Pistoletazo de salida, embudo al principio, salimos ligeramente lentos y encaramos el primer km con pendiente ascendente. A 5'33" me encuentro muy cómoda, encontrando mi sitio a ritmo de Dire Straits, en una mañana preciosa para correr. Subida por Independencia, giro a la izquierda por Ordoño II y segundo km en 5'20"; lo confieso: me acojono un poco, me entran dudas sobre si seré capaz de mantener semejante ritmo toda la carrera, sobre todo en la primera parte, pero aun así intento no fustigarme con esa idea, sigo encontrando mi sitio zancada a zancada: Paseo de Condesa, San Marcos y la larga recta al lado del río atravesando Eras hasta llegar a Carbajal. Los tiempos evidencian mi estado de forma: 5'22", 5'24"... 5'35" en el km 5, apenas son 10" pero significan demasiado. Desde el 3 llevo el punto clavado en el costado, tratando de mantenerlo a raya sin tener que aflojar el paso, pero a partir del 4 me martillea el pecho, me empieza a doler respirar (una de las secuelas de la caída de marras) y  empiezo a asustarme considerablemente. La crisis no viene en buen momento, ya casi hemos terminado el falso llano, pero antes hay que rematarlo en la subidilla de Carbajal, un repecho que en circunstancias normales me lo merendaría en un santiamén pero que en esta ocasión se me torna un mundo, un muro que me cuesta horrores salvar...

A la izquierda de la imagen, Jesús y yo

Km 6 en 6'07"... voy como el culo, con dolores, asfixiada y una crisis de confianza seria. Jesús, mucho más activo en esta carrera, toma el mando. Ahora toca bajar y dejarse caer casi a tumba abierta, es buen terreno para recuperarse, así que intento por todos los medios levantar la cabeza, alargar la zancada y superar este mal momento para no fastidiar el trabajo. En el km 7 pico el crono en 5'35" y sin darme tregua alguna soy capaz de marcar otros 5'21" en el km 8... pero no es oro todo lo que reluce. En el momento en el que el terreno se normaliza vuelvo a tener otro altibajo, me cuesta mantener el ritmo y me voy a 5'40" en el km 9. Siento que mis piernas no me responden y Jesús me azuza una y otra vez... Las sensaciones son muy encontradas, es un quiero y no puedo, pero me sigo obligando a no decaer, ya no me queda nada, y ante mi ciudad, si de he morir, moriré luchando... Último giro a la izquierda y encaramos el repecho final, toda la Calle Ancha y allá al fondo el primer arco de meta. Muchísima gente a los lados, sin parar de animar... Jesús espoleándome para que lo diese todo... Y entonces dejo de pensar, sólo veo el final y emprendo desde abajo un sprint espectacular, poniendo alma, espíritu y corazón en ello. Veo a mi madre, mis Muchachitas están allí, giro a la izquierda pasando arcos ante la figura imponente de la Pulchra Leonina y al límite cruzo meta en 55'35"...

En pleno sprint, aunque no lo parezca

Me siento desfallecer, me cuesta centrar la mirada, las sienes me golpean, me duele el pecho al respirar... Mi padre, esperándome en meta, me ayuda a pasar este mal trago, me quita el chip y me hace caminar, junto con el Míster. Mis amigas me ven mala cara, no lo puedo evitar, he sufrido mucho en esta carrera... Entonces veo el crono y me da la risa. Se lo comento a Jesús, quien también sonríe. No me lo puedo creer... he batido mi marca en un segundo... Y lo que vale ese segundo...

 Las Muchachitas

Servidora y Míster