FLOW

Cerrad los ojos. Vuestros pies se ensanchan en un calzado que es una extensión de vosotros mismos, vuestras queridas zapatillas. El pantalón está ajustado, las diferentes camisetas nos abrigan y sopla una suave brisa que nos revuelve ligeramente el pelo. Las zancadas componen un compás de tres por cuatro, un río ruge a vuestra vera cargado con las últimas lluvias. Flotáis sobre la hierba, que cede ante vuestros pies, la respiración se acompasa, los brazos se mueven rítmicamente, surge la cadencia perfecta, la maquinaria, el engranaje engrasado, todo funciona por inercia...

Una sonrisa asoma a vuestra cara, el pecho henchido, cortáis el viento y todo a vuestro alrededor empieza a desaparecer. Es el momento en el que todo se conjura, cuando surge el flow, el instante único e imposible, el momento en el que no existen los problemas, en el que os sentís capaces de solucionarlo todo, de vencerlo todo, de afrontarlo todo. Ahora sois la persona más importante, el número uno, el protagonista de la mejor novela jamás escrita, el héroe de la película, sois vuestra canción favorita, sois música, sois el mejor amigo, el mejor trabajador, el mejor esposo, el mejor amante, el mejor padre, el mejor hijo...

Paráis el crono. Nadie se da cuenta, pero la felicidad existe. Un corredor lo sabe.

19 comentarios:

RA dijo...

En cada rodaje da tiempo para solucionar los problemas del mundo.

Unknown dijo...

Somos drogadictos. Pero no queremos desengancharnos.

Carles Aguilar dijo...

Efectivamente, Sonia... Cuando consigues esa sensación es como u regalo de los dioses... El tiempo prácticamente se detiene y desearíamos que la distancia nunca llegara a su fin... Es la quinta esencia del corredor... saludos..!!

Abuelo Runner dijo...

Fenomenal tu escrito, sencillamente me ha calado los huesos... me a gustado tanto, que lo he leído varias veces.. es una realidad compartida.

Miguel dijo...

cuantas cosas sabe el corredor...

Un post para guardar. Saludos!

Tania dijo...

Creo que no había leído una mejor descripción de eso que todos sentimos, ese flow! cuando somos invencibles y por supuesto los mejores!
Precioso!
bss
Tania

Jan dijo...

hay días en que corriendo te sientes el rey del mundo, son los mejores...

Halfon dijo...

Esos días existen, son raros pero existen.
Felicidades

Miguel dijo...

Sin duda es una sensación sublime, además suele llegar en momentos en que estás en buena forma, aprovéchalo. Últimamente lo echo mucho de menos.

jaal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jaal, Corredor Incierto dijo...

Esto de los usuarios... decía que no he experimentado esa sensación, pero sí es verdad que el correr me ayuda a concentrar. Si tu has tenido esas sensaciones que tan elegatemente describes, enhorabuena.

Saludos desde La Elipa

Yolanda Pingüina Veloz dijo...

Que entrada más bonita. No se puede describir de mejor manera. Creo que leyendo esto hasta el menos deportista entendería nuestra filosofía.

More dijo...

Muy buena entrada Sonia, has dado totalmente en el clavo, una gran decripcion de un maravilloso dia para un corredor.

Un abrazo.

L.A. dijo...

Por eso y por alguna otra cosa corremos...

Pipo dijo...

Pienso que esa sensación, tan personal, y poco habitual, es la hace que formemos una comunidad tan grande. Enorme. Felicitaciones por tus vivencias y tu manera de describirlas. Gracias.

Pipo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Enhorabuena porque es difícil expresarlo mejor
JUAN

Pepemillas dijo...

Hola, Sonia. Mi comentario no tiene nada que ver con tu entrada. Es en respuesta a tu visita a mi BLog. Allí también te lo he dejado, pero te lo dejo aquí...

Si supieras Sonia, lo mucho que me acuerdo de ti y de tu padre cuando hago esto con mi hija... Me acuerdo de vosotros una barbaridad.
Espero poder hacer algún día lo mismo que vosotros. Correr los dos en la misma carrera. Sois el reflejo de lo que quiero y en lo que me inspiro.
Aunque en mi caso habrá una clara desventaja en lo que se refiere a la edad, pero se intentará.
Gracias. Un beso.

Santa Biología dijo...

El sol en la cara, toda la familia en casa, tranquila, esperando a que lleguemos para tomar un canapé y celebrar el cumpleaños de nuestro abuelo, el día después de una gran marca personal, en el medio de ninguna parte, te cruzas con otros corredores que te saludan, mañana comienzas tus vacaciones, piensas que este año ha sido fantástico, has comido las 12 uvas en noche vieja y has entrado con el pié derecho en el 2011. El trabajo y el ascenso han venido solos, las marcas personales también, la estabilidad, poder compatibilizar nuestro hobby con la familia, el trabajo y los amigos no tiene precio, te sientes liviano, feliz........y de repente una punzada te oprime los abdominales, nos empezamos a encontrar mal y una sensación de agobio hace que sudemos más de la cuenta, nuestras pulsaciones se disparan, otra punzada, esta vez sequida de un breve pero intenso retortijón de tripas. Nuestro intestino deja escapar un sonido sordo que presagia la catástrofe. Nuestro esfinter cede y el tiempo se para, igual que nosotros, ha llegado el momento, detrás de la sebe nos aflojarnos los pantalones y asistimos a uno de los actos más sublimes y conservados de la naturaleza.

Es así como el corredor disfruta en plena comunión de la naturaleza y toma conciencia de las muchas "cosas" en las que nos parecemos al resto de los seres vivos. Es así como nace uno de los principios del buen ecologista: echar la mierda a otros.

Hay cosas que no cambian nunca y que solo los corredores conocen.

Un abrazo Sonia (excelente entrada)