Media Maratón de Getafe 2011, o lo que vale un segundo II

Es inevitable. Por mucho que no nos juguemos nada, que la carrera sea mero trámite para entrenar, que tengamos pensado correr de determinada forma y apelemos a la tranquilidad para llevarlo a cabo, ponerse un dorsal y plantarse en la línea de salida genera altas dosis de adrenalina imposibles de obviar. Y por eso mi quinta media maratón me puso un poquito nerviosa... A eso hay que añadir que Getafe es media predilecta del club, que siempre convoca a muchos de los integrantes del Nunca correrás solo y que encima el año pasado me tuve que retirar. Así que, a pesar de que debía tomarme las cosas con calma y rodar a ritmo maratón, es decir, entre 5'45" y 6', no me quitaba de la cabeza la idea de que quizás este fuese el escenario de una MMP o, por qué no decirlo, de un sub2h.

Foto cortesía de Ángeles

 

Las cosas, sin embargo, no empezaron bien. Justo cuando ya estaba lista y preparada para la batalla me doy cuenta de que me había dejado el iPod encendido y se había descargado. De nuevo me enfrentaba a una media sin más recursos que mi cabecita para afrontarla. Pero al contrario que en otras ocasiones, no le di mayor importancia (bueno, igual me enfadé un poco...) y me fui a calentar con toda la Escuadra del Nunca, con esa sensación de ir en equipo, de ver crecer tu orgullo por reconocerte integrante de algo especial. Después cada uno se coloca donde puede y en mi mente aparece el breve diálogo mantenido con mi padre la noche anterior: "Papá, ¿qué estrategia llevo mañana?" "Ninguna. Solo corre". "¿Entrenar?" "No. Correr".

Y así dio comienzo la carrera en la que fui tomando contacto los primeros kilómetros, cerrando las filas del Nunca, como siempre (de momento). Al no tener música mi cabeza debía funcionar al 200%, controlando en todo momento el ritmo y manteniéndolo alrededor de 5'50". No recuerdo haber perdido la concentración en ningún momento, y siempre fui consciente de mis posibilidades. Ni siquiera me puse nerviosa cuando en el km 5 en vez de marcar lap paré el crono sin querer... Incluso eso de ir un poco a ciegas me estimuló durante el resto de la carrera. Conocía el terreno, sabía dónde estaban esos repechos que mi padre me instó a trabajar, como así lo hice, sabía que la aguantaría con garantías y mentalmente fui comiendo kilómetros con la intención de llegar con reservas hasta el km 15.

Así es, una vez paso el avituallamiento, y sobre todo gracias a cierto estímulo externo que hirió mi orgullo, decido dar un cambio de ritmo y zapatillear a 5'30". Mantengo durante 2 km y luego ajusto de nuevo para llegar entera y de una pieza. En estas estoy cuando me encuentro con un corredor con el que había empezado la carrera, y con la camaradería que surge en estas ocasiones, los dos, mano a mano, nos dedicamos a apretar un poco al final, recogiendo "cadáveres" hasta llegar al estadio. A la gente del Nunca ya se la escucha desde lejos, y al grito de "¡Sonia, Sonia!" levanto los brazos y entro en meta tan tranquila con una pequeña dedicatoria a Sandra y Mariu. 

Por la noche supe que había conseguido MMP, ni más ni menos que 2h2'26", mejorando un segundo mi anterior marca, como en su día me pasó con mi registro en 10mil. La lectura no puede ser más que positiva. Carrera inteligente, gestionando bien las fuerzas y acabando en buenas condiciones. En realidad fue un buen entrenamiento para el Mapoma. Y por si no os habíais dado cuenta, esta vez el Gran Caballero no acudió en mi busca, dejó que me enfrentara yo solita a la distancia y me vio llegar a meta al lado de mamá. Definitivamente algo está cambiando...

Por último, destacar uno de los fallos organizativos más graves que he visto en una carrera. En primer lugar el caos que se formó en el guardarropa antes de empezar, que se podía haber evitado con poner el guardarropa al final, según van saliendo los corredores hacia la salida, tal y como estaba en la edición anterior; y en segundo lugar, cuando yo fui a recoger mi mochila no había absolutamente nadie encargado de custodiar las pertenencias de los corredores, un auténtico selfservice con todo al alcance de cualquiera. Lamentable e intolerable. Una vergüenza. De la camiseta XL y los calcetines 39-42, que por supuesto no me valen, ya no digo nada. Quizás es demasiada la molestia preguntar por la talla. Total, como pagamos... ¡Que viva el running!